Seguir a Jesús lo más cerca posible de su Corazón es nuestra hoja de ruta, nuestro proyecto de vida. La reanudación de las actividades después del verano no nos aparta de esta orientación, sino que nos anima a profundizarla, a vivirla en la diversidad de nuestros compromisos y estados de vida. El tumulto del mundo no puede desviarnos de este eje; al contrario, nos llama a apoyarnos fuertemente en la Fuente.
El Corazón de Jesús es el signo más transparente del amor de Dios por los hombres (Projet de Vie n°10)
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«Sígueme», una llamada permanente
Es una llamada permanente de Jesús a sus discípulos. Jesús quiere llevarnos por los caminos del mundo, lo más cerca posible de la vida de nuestros hermanos y hermanas. Va delante de nosotros a Galilea, a la encrucijada de las naciones, sin refugiarse en una comodidad que podría adormecernos. Al contrario, se expone y nos expone a los encuentros más diversos, donde podemos experimentar todos los sentimientos vividos por el propio Jesús: asombro, compasión, cólera e indignación…
Quédate conmigo
Jesús nos invita a entrar en su morada más íntima, su Corazón, el lugar de su voluntad y de su inteligencia, irrigado por su amor infinito a su Padre y a toda la humanidad. La oración prolongada nos ayuda a entrar en este corazón, donde podemos aprender a amar «como» Él. Es un largo aprendizaje al que debemos volver una y otra vez, sostenidos por la oración de toda la Iglesia.
Escuchar siempre
«Escuchar» sigue siendo la primera condición del discípulo para permanecer con Jesús, atento a las alegrías y las penas de nuestros hermanos y hermanas. Vivir el Evangelio en el corazón del mundo comienza por escuchar con nuestros oídos y nuestros ojos a la manera de Jesús, según su Corazón. Los tiempos inciertos de hoy traen muchos problemas a nuestros contemporáneos, por lo que fortalecer los espíritus, animar a los vacilantes, consolar a los afligidos, es una misión fundamental.
Amar siguiendo la estela de su Amor
Un amor apasionado que le hace tomar nuestros caminos humanos.
Amor suave, humilde, que se ofrece sin imponer.
Amor misericordioso, presente a los corazones heridos.
Amor que reconcilia y nos abre a su paz.
Amor entregado hasta la Cruz, cumbre de la entrega libre y gratuita.
Amor traspasado, torrente de agua viva y plenitud que hace nacer el Espíritu.
(Proyecto de vida n°10)
Gwenolla Rimbaut
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