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Con motivo de su visita a la Provincia de Europa Occidental francófona, del 15 al 22 de septiembre de 2024, Arturo Sosa sj, Superior General de los Sagrado Corazón en el santuario de Paray-le-Monial. En su homilía, arrojó luz sobre el vínculo entre el Sagrado Corazón y la Compañía de Jesús, al servicio de la Iglesia. He aquí un extracto de su homilía.

Entender el corazón de los seres humanos

[En su carta, el apóstol Santiago nos pregunta: «¿De dónde vienen las guerras y los conflictos entre vosotros? ¿Qué quiere que entendamos sobre el corazón de los seres humanos? El Libro de la Sabiduría, por su parte, revela la lógica del odio y los celos que pueden vivir en los corazones. Es en el corazón humano donde ocurre todo esto. Por desgracia, los conflictos han acompañado toda la historia de la humanidad, pero sabemos que hoy nuestro mundo atraviesa problemas graves y profundos sin precedentes, que amenazan las condiciones mismas de la vida en nuestro planeta. Entonces, ¿de dónde puede venir la respuesta a estas trágicas situaciones, si no es del corazón humano? Pero, ¿de qué corazón podemos fiarnos cuando descubrimos y reconocemos realmente que nuestros corazones están enfermos, y algunos de ellos gravemente enfermos?

Contemplando el corazón de Jesús

Contemplemos el Corazón de Jesús. Es su Corazón el que nos abre el camino. Corazón, centro y síntesis de todo el Amor divino depositado en la Humanidad del Hijo. El Corazón que se manifestó en este lugar, en esta capilla, a Santa Margarita María Alacoque, don de gracia que permanece siempre presente y accesible a todos, comenzando por los más pequeños, los más vulnerables. Cuando el corazón humano está tan enfermo, no basta con intentar ponerle un marcapasos o realizar una operación de bypass, hay que cambiarlo por completo. Es necesaria una intervención radical: el trasplante de un corazón nuevo. Recibir el Corazón que nos ofrece nuestro Salvador es la auténtica solución, una alternativa a lo que nos ofrece el mundo.

El mensaje de Paray-le-Monial

[Las apariciones de Marguerite-Marie] son una llamada a ofrecernos, libre, gratuitamente, pero totalmente. Una actitud que resume toda la vida y la identidad profunda del Señor mismo, y que está llamada a convertirse en nuestra identidad. En esta aparición, Santa Margarita María es explícitamente enviada a San Claudio La Colombière para que lo ponga en práctica: «Volveos a mi sierva».

La Compañía de Jesús y el corazón de Jesús

Esta ofrenda de sí mismos en respuesta a la llamada del Corazón del Señor está precisamente en el corazón de lo que anima y constituye la Compañía de Jesús. Desde sus orígenes, la Compañía de Jesús ha tratado de responder a los desafíos de la Iglesia y del mundo. La ofrenda al Corazón de Jesús refuerza el compromiso de la Compañía de servir bajo la bandera de la Cruz, colaborando con todas sus fuerzas en la misión del Señor confiada a la Iglesia.

La consagración de la Compañía al Corazón de Jesús

La consagración de la Compañía de Jesús al Corazón de Jesús en 1872 tuvo lugar en un contexto de gran preocupación mundial. Pedro Arrupe sj lo subrayó cuando renovó la consagración de la Compañía en 1972.

Pidamos [al Sagrado Corazón] bienestar, salvación, paz y esperanza para estos días difíciles con fe inquebrantable». Hoy nos encontramos en la misma situación: la situación del mundo y de la Iglesia sigue siendo extremadamente delicada. [Convencidos de que la solución a estas dificultades y la posibilidad de adaptar nuestro estilo de vida a este nuevo entorno están en Aquel que es solutio omnium difficultatum, hoy queremos renovar también nuestra consagración al Corazón de Cristo.

Colaborar en la misión redentora de Cristo

Para renovar esta consagración, el P. Pedro Arrupe sj utilizó las palabras del propio San Ignacio de Loyola, en la oración final de los Ejercicios Espirituales: «Tomad Señor y recibid…». Una oración de ofrecimiento que Pedro Arrupe vinculó a una relectura muy detallada de una experiencia fundacional de Ignacio[4]: cuando Ignacio llegó a Roma en 1537 con sus primeros Compañeros, y se detuvo en la pequeña capilla de la Storta. Ignacio vio al Padre pidiendo al Hijo que le aceptara a su servicio y que se dejara guiar por el Espíritu para colaborar en su obra redentora. Pedro Arrupe asoció esta experiencia a la consagración al Corazón de Jesús.

El carisma fundamental de la Compañía de Jesús ha estado, pues, ligado desde el principio a la experiencia del Amor de Jesús, que se convierte en colaboración efectiva en su misión redentora.

Arturo Sosa sj,
Superior General de la Compañía de Jesús,
el domingo 22 de septiembre de 2024 en Paray-le-Monial

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