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Durante todo el mes de marzo de 2023, el Papa nos invita, a través de su Red Mundial de Oración, a rezar por todos los que sufren a causa de abusos cometidos por miembros de la comunidad eclesial: para que encuentren en la Iglesia misma una respuesta concreta a su dolor y sufrimiento.

Ante los abusos, especialmente los cometidos por miembros de la Iglesia, no basta con pedir perdón.

Pedir perdón es necesario, pero no es suficiente. Pedir perdón es importante para las víctimas, pero necesitan estar realmente “en el centro” de todo.

El dolor y las heridas psicológicas de las víctimas sólo pueden empezar a sanar si encuentran respuestas y acciones concretas que puedan reparar los horrores sufridos y evitar que se repitan.

La Iglesia no debe ocultar la tragedia de los abusos de ningún tipo. Ni cuando los abusos se producen en el seno de las familias, ni siquiera en asociaciones o cualquier otro tipo de instituciones.

La Iglesia debe ser ejemplo. Debe ayudar a resolver estos abusos, debe sacarlos a la luz tanto en la sociedad como en las familias.

La Iglesia también debe ofrecer espacios seguros para escuchar a las víctimas, acompañarlas psicológicamente y protegerlas.

Recemos por todos los que sufren a causa del daño recibido por miembros de la comunidad eclesial: para que encuentren en la Iglesia misma una respuesta concreta a su dolor y sufrimiento.