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Orar con la PalabraMuchas oraciones vienen a nosotros en esta época del año. Algunos “hablan” con nosotros y nos hacen bien. Otros “nos hablan” poco, si es que lo hay; Eso es normal. Ignacio de Loyola ofrece otra oración personal.Se compone de menos palabras, oraciones donde “nos exponemos a la Palabra” (como uno se expone al sol) y al “silencio de Dios”

3 puntos

  • Elija un texto de la Biblia, llamado “La Palabra de Dios” (del día o domingo siguiente).
  • leer en silencio este texto. Entonces, toma una frase que me hable a mí, esta actitud o palabra de Jesús (u otro personaje), un detalle que nunca había visto. Así que elija uno /dos / o incluso tres puntos tal vez, no más. Dios habla al corazón, no al razonamiento. Me conmue vista estos puntos

Presencia

  • A continuación, elegir un lugar (frente a un icono, una cruz, una representación de María), una cruz, una postura de mi cuerpo (no debe ser tenso …). Esto puede ser sentado en una silla que me apoyará la espalda o en mis rodillas si no me molesta (ayudado por un pequeño banco o cojín). También elige una duración (15 minutos, 20 minutos al principio).
  • Oren al Señor. Me dirijo a él para que le ofrezca este momento que viene “Te ofrezco Mi oración, y te pido que me ilumines sobre este asunto…, que me des tu paz, que ayude a esa persona de quien estoy lejos”. Puedo pedirle a María que acompañe mi oración “Ave María”.

Dirigir

  • Llevar mi pensamiento y mi imaginación a la escena en la que meditar (¿qué hace Jesús? ¿Quiénes son las personas que lo rodean? ¿cómo evoluciona la acción?) Aquí vamos… tomar sucesivamente el primer punto que me di a mí mismo cuando leí por primera vez el texto, luego el segundo (entonces el tercero si hay un tercero). Me quedaré en un punto mientras él “me hable”. O pasaré a la siguiente sin prisas. Tal vez ni siquiera vaya a la siguiente porque el punto en el que meditar “me habla” (o más bien siento que “el Señor me habla”). Si mi imaginación vaga (¡sí!) no importa, puedo volver en silencio al punto que me di

Conferencia

  • Termina con una oración cuando se acerca el fin del tiempo me di (en los últimos dos o tres minutos). Doy gracias al Señor por lo que siento que me ha dado (una alegría, una paz interior, un rostro en el que he pensado, una acción tan concreta que se debe llevar a cabo). Levántate y expresa la oración de “Padre Nuestro”.

Ignacio dice que “no es saber mucho lo que satisface el alma, sino que es probar las cosas internamente”. Y recordemos que, por “la Palabra de Dios”, Dios busca “hablarme” para que se una a mí en mi vida ordinaria.

¡Buena oración, para ser más compañero de Jesús, y para estar en lo que nos está pasando!

Christophe, SVECJ

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